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Para nosotros las celebraciones de aniversario de boda se han convertido en un momento muy especial en que solemos planificar escapadas románticas quedándonos en algún hotel o viajando. Para nuestro aniversario de boda #15 queríamos tener una experiencia bien fascinante. Durante los últimos meses de cada año empezamos a buscar alternativas y hacemos un «wish list» de sitios que pueden ser ideales para nuestra celebración. Para este año decidimos hospedarnos en O:live Boutique Hotel, una íntima y encantadora hospedería en la zona de Condado en San Juan, que destaca por su diseño estilo mediterráneo con terrazas de madera y vistas a la laguna. Este precioso hotel de 15 habitaciones, solo para adultos, ha recibido varios galardones internacionales como el Premio al Mejor Diseño de Small Luxury Hotel of the World en el 2014 y Premio Conde Nast Johnasens como Mejor Pequeño y Exclusivo Hotel en el 2019 por lo que estábamos contentos de haber conseguido una estadía para nuestra fecha. Pero la tarde antes de nuestra escapada recibimos una llamada del hotel que nos tomó por sorpresa. Nos ofrecían un «upgrade» complementario para quedarnos en el recién inaugurado hotel O:LV Fifty Five a pasos del O:live. Por un momento, no supimos qué hacer, pues O:live tenía un ambiente rústico mediterráneo que sabíamos disfrutaríamos mucho. Luego de deliberar nos decidimos por el «upgrade» en el nuevo O:LV Fifty Five.
El O:LV Fifty Five nos sorprendió y ha sido una de nuestras más fascinantes experiencias de aniversario. El hotel boutique de seis pisos y 26 habitaciones, tiene un estilo de lujo, decorado con un diseño reminiscente de urbes como Amsterdam y Francia. El interior del hotel es deslumbrante, todo un diseño de sofisticación inspirado en los viajes por Europa de sus jóvenes propietarios puertorriqueños. El glamour se esparce por todas las áreas, desde el recibidor, las habitaciones, hasta el solarium y piscina en la azotea. Todo responde a un diseño unificado cuyos protagonistas son el mármol negro y blanco, el velvet y los materiales brillantes. Además, en su exterior el hotel tiene una muy atractiva y distintiva característica: paredes forradas de un verde follaje con detalles de anturios rojos.
Nuestro «upgrade» fue en la habitación de balcón panorama del piso 5. El cuarto destaca igualmente por el lujo en su diseño de interiores: piso de mármol con diseños geométricos, sofá de velvet azul verditer, lámpara colgante, puerta con detalles dorados en metal y una elegante pared de cuero rosado y verde con diseños geométricos de líneas diagonales en metal dorado. Dos espacios del cuarto nos fascinaron: el baño y el balcón. El área de ducha permite una vista ininterrumpida al exterior de piso a techo a través de una pared y puerta de cristal con acceso al balcón. La tecnología incluye una ducha tipo spa con funciones estilo lluvia y cascada así como un inodoro que opera de forma inteligente con funciones de bidé y tapa con sensor de movimiento. En el balcón nos gustaron las paredes de follaje y la vista de 180º de la laguna y el horizonte.
Uno de los espacios de mayor relajación en el O:LV Fifty Five es su solarium en el sexto piso. Al llegar allí, encuentras uno de los objetos emblemáticos del hotel: un Roll Royce de 1977 ubicado en el área de restaurante. La piscina con su contemporáneo diseño tipo «infinity», donde el agua parece fusionarse con la de la laguna, se convierte en un elemento escultórico muy llamativo de la terraza. En el segundo nivel del solarium hay otra terraza con muebles, sillas reclinables con sombrillas o debajo de pérgolas tanto para tomar baños de sol como para relajarte con la vista. En un nivel más alto ubica el jacuzzi, el lugar de mayor tranquilidad del hotel desde donde disfrutamos de una espectacular vista de la laguna, la silueta urbana de Miramar y el horizonte del Viejo San Juan. Nos encantó la música «lounge» que está permanentemente en el solarium a donde también llegaban pajaritos a adornar el ambiente con su canto.
Del O:LV Fifty Five disfrutamos también todos los pequeños detalles ingeniosos, tecnológicos y de aprecio al visitante: el número del cuarto es provisto por un reloj de manecillas al lado de la puerta; nosotros estuvimos en la habitación 5:50. Las luces de la habitación y el baño tienen varias funciones que crean diferentes ambientes (bright, dark, chill, vain). Para indicar si deseas que arreglen o no el cuarto hay un botón con las alternativas «I’m busy», «I’m sleepy», «I’m messy». Cuando hicimos registro de llegada nos ofrecieron bebidas de coquito y cuando entramos a la habitación encontramos un mensaje personalizado de bienvenida en el televisor. El hotel provee dos cómodas batas de baño y unas pantuflas que tienen escrito el mensaje «happy place». Además, hay unas hermosas piedras de cuarzo en las mesas de noche. Las llaves de la habitación tienen impresos los diseños geométricos que decoran los pisos y paredes del hotel. En el lobby y el recibidor de cada piso hay unas vasijas aromatizantes que proveen una experiencia muy placentera.
Agradecemos el «upgrade» que nos ofrecieron, ya que del O:LV Fifty Five salimos llenos de felicidad; definitivamente es un «happy place». El estilo chic y seductor, la comodidad, la tecnología, el elegante diseño de interiores y exteriores, el esparcimiento en su solarium, las vistas y los detalles de cariñosa hospitalidad en las habitaciones, así como del personal y sus propios dueños fueron esenciales en nuestra gran experiencia. Nos fascinó y guardamos hermosos recuerdos de nuestra estadía en O:LV Fifty Five. Nos queda en nuestro «wish list» una estadía en el otro hotel boutique – el mediterráneo O:live – como fue nuestro plan original, porque también nos encantó la historia de amor y viajes que lo originó, reflejada en su interior.
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