Carabalí: donde las memorias nunca se detienen

Este artículo es parte de una colaboración con Carabalí Rainforest Park. Recibimos las experiencias como cortesía, pero las opiniones y experiencias son completamente mías.

Siempre llevo conmigo el recuerdo de cuando mis padres me llevaron por primera vez a Hacienda Carabalí. Tenía pocos años y, aun así, la experiencia de montar a caballo por aquellos amplios terrenos quedó grabada en mi memoria. Sentir el trote, el viento en la cara y la emoción de estar en contacto con la naturaleza fue, para ese niño, algo inolvidable.

Pasaron los años y llegó mi turno de ser papá. No lo pensé dos veces: quise que mis hijos vivieran lo mismo. Pero para su sorpresa —y la mía— Carabalí ya no era solo caballos. Con el tiempo, se transformó en un verdadero parque de aventuras para toda la familia.

Los chicos comenzaron como yo, sobre un caballo, con esa mezcla de nervios y emoción. Luego vinieron los gokarts, risas imparables y la adrenalina de las primeras carreras entre hermanos. Más adelante, nos atrevimos con los UTV, esos vehículos todoterreno que me tocó manejar mientras ellos disfrutaban de cada curva, cada charco y cada rincón escondido de la finca. Fue una experiencia distinta, pero igualmente valiosa, porque la vivimos juntos.

Los años pasaron volando y un día regresamos para dar un giro inesperado en la historia: ya no era yo quien manejaba, sino ellos. Convertidos en adolescentes, con licencia en mano y la confianza que solo da la juventud, fueron quienes condujeron los ATV 4×4 por los caminos de Carabalí.

Por primera vez, ellos tomaron el volante de estos vehículos mientras nosotros íbamos de copilotos, dejándonos llevar por la emoción y la adrenalina de recorrer juntos las rutas de la hacienda. Cada curva, cada charco y cada salto era una mezcla de nervios y orgullo, porque más allá de la aventura, estábamos viviendo un momento único: verlos conducir su propia experiencia mientras nosotros los acompañábamos.

Y como en toda buena historia, no faltó el sabor. El Carabalí Bar & Grill nos recibió con su variado menú, donde compartimos platos, risas y la satisfacción de cerrar un día de aventuras con buena comida.

«Donde el tiempo cambia, pero la magia permanece»

Visitar Carabalí se ha convertido en más que una tradición: es un puente entre generaciones. Un lugar que me regaló recuerdos de infancia, que me permitió crear nuevas memorias con mis hijos y que, estoy seguro, ellos también querrán revivir cuando les toque ser padres. Ese es el verdadero legado: un espacio donde la diversión se transforma en recuerdos eternos, y donde cada regreso escribe un nuevo capítulo en nuestra historia familiar.

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