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Un scout es honrado, leal, servicial, amigable, cortés, bondadoso, obediente, alegre, ahorrativo, valiente, limpio y reverente.
Por mi honor,
yo prometo hacer todo lo posible para cumplir con mis deberes hacia Dios y mi Patria y obedecer la ley del Scout. Ayudar a mis semejantes en toda ocasión, mantenerme físicamente fuerte, mentalmente alerta y moralmente recto.
Estas son la Ley y Promesa Scout, principios fundamentales que guían la vida de cada niño y joven dentro del movimiento. Recitar estas palabras en voz alta en cada reunión o actividad es más que una simple tradición: es un compromiso personal con valores éticos y morales que se interiorizan y se aplican en la vida diaria.

Desde los ocho años, he escuchado esta ley y promesa repetirse en voz unísona cada vez que mi hermano mayor participaba en actividades scout. Siempre me impactó la solemnidad del momento, la fuerza de cada palabra y el sentido de responsabilidad que cada scout asumía al pronunciarlas.
Mucha gente piensa que el escutismo es solo excursiones, fogatas y campamentos. Y sí, las actividades al aire libre son una parte esencial del programa, pero el escutismo va mucho más allá. Su verdadero valor radica en la formación integral que ofrece a niños y jóvenes, desarrollando su carácter, habilidades de liderazgo y sentido de comunidad.












Hoy quiero destacar cinco lecciones fundamentales que el escutismo brinda y cómo mi hijo Guillermo, hoy Escucha Águila, ha crecido con cada una de ellas.

El escutismo enseña con vivencias. A través de la exploración y la observación, los scouts aprenden sobre la naturaleza y su entorno. Visitando bosques, ríos y playas aprenden sobre su valor y su conservación aplicando el principio de no dejar rastro (Leave No Trace). Con sus vivencias al aire libre adquieren conocimientos que los preparan para la vida: identificar animales, comprender el clima, reconocer plantas peligrosas y desarrollar un profundo respeto por la biodiversidad, entre otros. Igualmente sus visitas y diálogos con profesionales en diferentes campos y el tener experiencias de práctica en escenarios laborales, actividades que se promueven en el programa de insignias de mérito, enseñan a los scouts la diversidad de carreras y oportunidades de trabajo que les ayudarán a pensar y escoger lo que harán en su futuro.
Guillermo ha experimentado esto de primera mano. Ha censado aves, estudiado anfibios e insectos en su hábitat, participado en observaciones astronómicas y explorado ecosistemas. Estas experiencias despertaron en él su amor por la biología y la ecología, llevándolo a ser parte del staff de la Patrulla Naturaleza en el Campamento Guajataka en 2024.

El escutismo no solo forma exploradores, sino también líderes. Desde temprana edad, los scouts asumen roles de responsabilidad dentro de sus tropas, como Patrol Leader, Scribe o Senior Patrol Leader, entre muchas otras. Además, reciben formación especializada en programas como el National Youth Leadership Training (NYLT), donde aprenden a organizar actividades, cómo responder adecuadamente a diferentes situaciones, delegar tareas, trabajar en equipo y comunicarse de manera efectiva. En las tropas se aplica el método EDGE (Explain, Demonstrate, Guide, and Enable). Este método permite que escuchas con mayor experiencia y rango sean mentores y guías de los escuchas de menor rango ayudándolos en el aprendizaje de destrezas como el amarre de nudos, la construcción de fogatas y muchas otras que se enseñan en scouting.
Guillermo ha crecido como líder de manera impresionante. A los 15 años, asumió el liderazgo de su tropa como Senior Patrol Leader, fue Troop Guide en el segundo curso de NYLT del 2023 y actualmente, con 17 años, sigue guiando a otros jóvenes como Assistant Junior Scoutmaster y líder del Capítulo Guaní de la Orden de la Flecha, una sociedad de honor dentro del escutismo enfocada en el servicio. Sobretodo con la planificación, dirección, ejecución y evaluación de su proyecto de servicio águila demostró todas las destrezas de un buen líder.




El escutismo no se aprende en un salón de clases. Los scouts crecen al aire libre, en un ambiente donde cada montaña, río o estrella es una oportunidad de aprendizaje. Más allá de las técnicas de supervivencia, aprenden a valorar el planeta y a entender su impacto en él. Al entender el valor de todos los elementos que componen nuestra naturaleza formamos a ciudadanos conscientes de la importancia de la conservación ambiental. En medio de crisis ambientales, los jóvenes que serán nuestros futuros líderes tendrán la conciencia para impedir aquellas acciones que lleven a la explotación o al daño inconsciente de los recursos naturales.
En nuestra familia, siempre fomentamos el amor por la naturaleza, y el escutismo lo potenció en Guillermo. Cuando llegó el momento de escoger sus Merit Badges, se inclinó naturalmente por los relacionados con el medio ambiente. Esta pasión lo llevó a trabajar en la Patrulla Naturaleza del Campamento Guajataka, donde comparte su conocimiento y guía a otros jóvenes en expediciones que cambian sus vidas.

El escutismo es un movimiento familiar. No solo los jóvenes crecen en el programa, sino que también los padres y madres que se involucran en el movimiento. Son las familias quienes componen y lideran las tropas, asegurando que los niños siempre estén en un ambiente seguro y guiado por adultos responsables.
En escutismo, las manadas y tropas se convierten en una segunda familia, un grupo donde los niños se sienten apoyados y motivados a superarse. No es casualidad que, para alcanzar el rango Águila, uno de los requisitos sea completar el Merit Badge de Family Life, enfatizando la importancia de la unión familiar en el desarrollo personal de cada scout.









«Hacer una buena obra diaria». Este lema escutista no es solo una frase, sino un principio de vida. Los scouts aprenden a ayudar sin esperar nada a cambio, ya sea en casa, en la escuela o en la comunidad.
A lo largo de su trayectoria, Guillermo ha participado en innumerables proyectos de servicio. Sin embargo, el más significativo fue el que realizó para alcanzar el rango de Escucha Águila, un proyecto que impactó directamente a nuestra comunidad. El escutismo lo ha formado como un ciudadano atento a las necesidades de los demás, siempre dispuesto a servir.
















Desde los seis años, Guillermo ha vivido bajo la ley y la promesa scout. Hoy, con 17 años y el título de Escucha Águila, sé que está más que preparado para enfrentar cualquier reto con integridad, liderazgo y un espíritu de servicio.
El escutismo no solo forma aventureros; forma ciudadanos con propósito. Las insignias y los rangos son logros valiosos, pero lo más importante es que los valores inculcados permanecerán con ellos para siempre.
Ser scout es más que hacer nudos o encender fogatas; es aprender a ser mejor persona y a dejar el mundo mejor de como lo encontramos.
Puedes conocer más sobre Scouting en: https://www.scoutingpr.org/