Papá en todas las etapas: entre risas, cambios y memorias

Hay fotos que capturan un instante, y otras que capturan la eternidad. Estas dos imágenes son de las segundas.

Hace más de una década, nos tiramos en la cama como si el mundo no tuviera prisa. Mariana con su sonrisa traviesa, Guillermo con los dedos en la boca, y yo, un padre joven aprendiendo a criar sin manual, solo con instinto, amor y paciencia. Esa foto quedó guardada como uno de esos recuerdos que uno no quiere que el tiempo toque.

Pero el tiempo, inevitablemente, pasa. Crecen los hijos, cambian los cuerpos, cambian las conversaciones… y un día cualquiera, sin planearlo mucho, repetimos la escena. Mismo lugar. Mismo orden. Mismo amor. Pero ahora ellos ya no caben sobre mí, sino a mi lado. Y aunque sus cuerpos cambiaron, sus almas siguen siendo los niños que acuné. Y yo, aunque tengo más arrugas y más historias, sigo siendo su papá. Su constante.

Creo que estoy en algún nivel de crianza que no sé cómo llamar. Ya les enseñé a ir al baño, a jugar con la imaginación, a descubrir y explorar la naturaleza. Les enseñé los valores esenciales, y crecimos aprendiendo juntos en cada momento. Ahora Mariana se graduó de cuarto año y ya va por su tercer año en la universidad. Guillermo acaba de graduarse de cuarto año también. Todo eso —sus logros, sus pasos— se sienten también como otro logro, otro nivel superado… para mí, como padre.

“Mientras ellos crecen, yo también aprendo a ser el padre que necesitan… en cada etapa, con cada cambio.”

Y, aunque a veces pienso que soy muy estricto con ellos, reconozco que mucho de eso viene del miedo. Miedo a que se equivoquen, a que sufran, a no poder protegerlos siempre. Pero he ido aprendiendo que parte de amarlos también es dejarlos volar, aún con el corazón en vilo.

Estar presente en sus vidas ha sido la bendición más grande que he tenido. Y si algo le pido a Dios, es salud… salud para poder verlos alcanzar sus sueños, ver sus metas logradas, y seguir acompañándolos —aunque sea desde la distancia— mientras hacen su propio camino.

Sé que ahora estarán más distantes, que la adultez los llama, que vendrán otros ritmos y prioridades. Pero estaré para ellos siempre. Mientras yo esté, y mientras pueda seguir inventando con ellos, seguiré buscando alternativas para crear memorias. No importa si son aventuras grandes o gestos pequeños. Lo que importa es no dejar de compartir el tiempo. Porque ser papá no es una etapa… es un compromiso diario de amor, comprensión y presencia.

El Día de los Padres, no celebro un rol. Celebro una historia. La nuestra

One Comment on “Papá en todas las etapas: entre risas, cambios y memorias

  1. Hermosas palabras. Eres un excelente padre dedicado a tus hijos; enseñándoles, cuidándolos, criándolos con mucho amor y cariño. Veo como han crecido y cómo te aman. Esa es la semilla que sembraste en ellos. Gracias por compartir tus aventuras con tu familia.

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