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Este fue el día en que me convertí en padre a los 22 años de edad. Para mi esposa Mariel fue un embarazo complicado porque desde los 7 meses la bebé quería nacer. Las contracciones prematuras de mi esposa la llevaron a varias hospitalizaciones y a estar en descanso en la casa. En la oficina de admisiones del hospital ya me reconocían cada vez que iba a ingresar a Mariel para atención por el riesgo de parto prematuro. Fue tenso el proceso y pedía a Dios que mi chiquilla estuviese bien en la barriga de mamá. Al cumplirse las 36 semanas de embarazo el médico le retiró a Mariel las pastillas que controlaban que no tuviese un parto prematuro y cinco días después, de madrugada empezaron los dolores de parto.
Ese 27 de septiembre de 2005 salimos de nuestra casa al hospital antes de que amaneciera. Estuve con Mariel en todo momento ayudándola a sobrellevar con las técnicas que habíamos aprendido las fuertes contracciones del proceso. Estábamos ansiosos, había llegado el día de recibir a nuestra bebé. Desde las 6:00 de la mañana estaba entre los nervios y la emoción en el cuarto escuchando en un monitor los latidos del corazón de la bebé en el útero. No olvido ese sonido. Las enfermeras venían de rato en rato a verificar si había progreso en la dilatación. Pasaban las horas y no progresaba mucho pero las enfermeras estaban atentas a los latidos porque estos disminuían y no estaban del todo normales. A las cinco de la tarde el doctor llegó, estábamos listos y yo sudando frío: “Dale ok! Empuja, dale mí amor, respira hondo… ¡Oh! ¡Oh! ¿¿¿Que paso??? ¡Oh oh! ¡Que pasó!” El médico gritó “preparen sala, a cirujía”, y salió apresurado, ¿¿¿What???, dije en mi interior. Todo el personal corrió y movieron a Mariel a una camilla y se la llevaron en cuestión de segundos. Lo que pasó fue que cuando el doctor rompió la bolsa de líquido amniótico salió una hemorragia de sangre. La bebé estaba a punto de dejar de respirar, no supe qué había pasado hasta semanas después, se había desprendido la placenta, pero en ese momento me quedé atónito. Me quedé como estatua, sin respuesta de lo que pasó y mi corazón se dividió en 2…me fui caminado bien lento con todas las cosas que trajimos, salí a la sala de espera donde me encontré con mis padres, solté todo y exploté a llorar y a llorar con dolor en mis entrañas. En 12 minutos me llamaron y me viré, «papá, aquí está tu bebé» ¡¡¡ Boom!!! Así hizo mi corazón al ver a una princesa recién nacida. Gracias a Dios por esta gran bendición, este hermoso regalo. Me convertí en papá un 27 de septiembre a las 5:14 p.m. Por regalo de Dios nos tocó una habitación privada, que no habíamos pedido y me disfruté a mi hija en todo momento en sus primeros tres días, a lo que mi esposa se recuperaba. ¡Qué bendición, qué felicidad… WOW!!
Mariel dice: la experiencia del día de nacimiento de Mariana fue difícil, pero más que especial, supe que fue ¡un milagro de Dios su nacimiento!. y que Dios nos sostuvo en ese momento. Que las pruebas no son más fuertes de lo que podamos soportar. Siempre agradezcamos a Dios por el milagro de vida que nos otorga a través de nuestros hijos y hagámoselos saber a ellos. Siempre le digo a Mariana que ella es un milagro de Dios.
Un día como hoy me convertí en papá y siento orgullo de serlo hasta la muerte. Desde que nacieron mis hijos hasta el día de hoy, mi vida ha sido una hermosa aventura familiar.
Ya mi princesa está grande y es toda una artista con mucha creatividad, inteligente, juguetona, bailarina y cantante. ¡Mi «mini me» hoy cumpleaños! , la nena de papá.
#HappyDad :0)
MI PRINCESA:
Ohhhhh! Qué hermoso!!! Tus hijos están bendecidos. Muchos niños quisieran tener unos padres tan dedicados, comprometidos y amorosos como ustedes. Felicidades a Mariana!
Felicidades a la Princess Mariana. Es una niña muy especial para mi.
Gracias por tu relato! Me hizo la tarde!!!
Wow! una historia muy conmovedora y por suerte con un final feliz 🙂
Hermosa historia. Me llegó al corazón. ¡Felicitaciones!
me hiciste llorar!! Felicidades a Marianita! Los amo!
Me alegro que todo haya salido bien! Yo también pasé un susto en mi día de parto. Es muy cierto que ellos son un milagro de Dios. ¡Felicidades Mariana!
Hermosa historia que nos compartes en este día tan especial. Muchas felicidades a la princesa, reciban un fuerte abrazo por aferrarse al amor y disfrutar la gran dicha de ser padres. Mis mejores deseos hoy y siempre.
Muy hermoso como lo cuentas. Hasta me hicistes llorar!. Muchas felicidades a Mariana y que Dios la siga bendiciendo.
Me encantó leer la historia del nacimiento de Mariana. Wao! Como Dios la guardó a ella y los sostuvo a ustedes. Dios los siga bendiciendo… en especial a la princesa de papá en su día especial.
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